A medida que la sinuosa ruta que bordea el mar se dirige hacia el sur y deja atrás el antiguo sistema de fuertes españoles, poco a poco el bosque valdiviano comienza a reaparecer con mayor vigor mientras uno se acerca a los contornos de la Reserva Costera Valdiviana, esa que entre extensas dunas y un denso bosque nativo esconde las misteriosas lagunas Gemelas. Pero aquí la biodiversidad a ratos exuberante que se encuentra a nivel terrestre también prolifera en el mar.
Poco antes de los márgenes de dicha área protegida, un desvío hacia la caleta Huiro pasa prácticamente inadvertido para la mayoría de los visitantes. En los alrededores de caleta Huiro abundan las playas pedregosas, pero hay unas cuantas de arena fina que invitan a caminar bordeando un mar de aguas heladas que es el hogar de muchas especies de vida.
Y es justamente frente a una de estas playas donde el entusiasmo de la Asociación Indígena de Pescadores de Huiro por proteger parte de su Área de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB) motivó a que The Nature Conservancy (TNC) se acercara a la Fundación Capital Azul para firmar un convenio de colaboración que permita establecer un nuevo refugio marino, extrapolando el modelo que con éxito se ha implementado en cinco sitios de la costa de la región de Valparaíso, en la zona central de Chile: La Ballena, Zapallar, Cachagua, Maitencillo y Ventanas.
Una reconocida organización ambiental global dedicada a la conservación, TNC lleva varios años trabajando en este territorio de la comuna de Corral, y mediante la firma del acuerdo busca mejorar su capacidad para conservar la biodiversidad y los sistemas naturales que la sustentan. En principio, este nuevo refugio marino se localizará en un sector llamado Guadei y abarcará una superficie de casi 8 hectáreas.
El convenio entre ambas organizaciones contempla tres objetivos principales: realizar acciones conjuntas para la conservación de la biodiversidad marina y el fomento de las buenas prácticas pesqueras; fomentar y apoyar a las comunidades locales para que sean actores relevantes en el uso sustentable de los recursos y en la conservación de la biodiversidad marina; y generar y fortalecer redes de trabajo participativas que incluyan al sector público, el sector privado, la academia y la sociedad civil para el manejo sustentable de los recursos y la conservación marina.
La primera parte del trabajo consistió en la entrega por parte de Capital Azul de documentos que detallan la experiencia internacional en torno a la implementación de refugios marinos y la familiarización con el modelo de Capital Azul, sus oportunidades y desafíos, incluyendo una hoja de ruta hacia el futuro para avanzar entre ambas instituciones.
“Es una validación de lo que hemos venido haciendo. Si bien hemos estado trabajando en la zona central del país, siempre hemos tenido en la cabeza una visión de todo Chile, porque es un modelo que se puede extrapolar a todo el país. Puede ser una primera fase experimental para probar el modelo de Capital Azul en otros territorios y realidades, por supuesto con el apoyo de instituciones que ya llevan algunos años relacionándose con estos territorios y sus comunidades, porque esa es una tarea que toma tiempo”, explica Benjamín Lagos, director ejecutivo de Capital Azul, soñando con establecer a futuro una nueva red de refugios marinos en esta zona ubicada al suroeste de Valdivia.
Puede ser una primera fase experimental para probar el modelo de Capital Azul en otros territorios y realidades, por supuesto con el apoyo de instituciones que ya llevan algunos años relacionándose con estos territorios y sus comunidades, porque esa es una tarea que toma tiempo.
Benjamín Lagos
Director ejecutivo de Fundación Capital Azul
Trabajando desde el 2005 en la conservación de la biodiversidad marina y terrestre de Chile, para TNC es de vital importancia este acuerdo con Capital Azul, sobre todo porque se trata de un modelo que aplica la conservación marina basada en la propia comunidad y debido a que pequeños refugios marinos dentro de las AMERB pueden representar una herramienta auxiliar a las grandes áreas marinas protegidas.
“Esta oportunidad surge del trabajo colaborativo entre la Asociación Indígena de Pescadores de Huiro y TNC acerca de cómo le damos valor a iniciativas como la conservación de la biodiversidad marina, no solo a través del manejo realizado por nuestros socios, sino que a través de a herramientas explícitas como los refugios marinos, con un área marina protegida pequeña dentro de la AMERB, y ahí es donde reconocemos el trabajo de Capital Azul, dándonos el soporte técnico para poder conocer su experiencia en los desafíos y oportunidades que esto conlleva. Tenemos una visión donde la naturaleza es protegida por comunidades locales prósperas, y esta iniciativa en particular surge desde la propia asociación de pescadores como una forma de fortalecer el trabajo realizado en sus áreas de manejo”, explica Natalio Godoy, científico de océanos de TNC.
La Asociación Indígena de Pescadores de Huiro espera que especies como locos y erizos puedan proliferar en este futuro refugio marino, permitiendo una repoblación natural de zonas aledañas. Así, indirectamente, serán muchas otras especies las que se verán protegidas.
“La iniciativa tiene como objetivo fortalecer el trabajo colaborativo y de confianzas que hemos construido con la Asociación Indígena de Pescadores de Huiro en pro de la conservación marina y un uso sustentable de sus recursos marinos costeros. Capital Azul es un socio clave para alcanzar estos objetivos y estamos entusiasmados con aprender del proceso liderado por la comunidad local con el apoyo de Capital Azul”, recalca Godoy, quien confía en que la implementación de este nuevo refugio marino, con el acompañamiento de Capital Azul, se concrete durante el primer semestre del 2022 y sea el inicio de una relación fructífera con miras hacia la conservación marina y su biodiversidad, y como una alternativa sustentable para las comunidades locales, basada en el respeto por su trabajo, conocimiento y experiencia.