Los últimos años han sido probablemente los más agitados en la corta vida de Fundación Capital Azul. La triste partida de Benjamín Lagos, el primer director ejecutivo de la organización, caló hondo. Es por eso que el año 2022 implicó, en gran medida, reacomodarse a su repentina ausencia producto de una enfermedad devastadora.
Sin embargo, su legado sigue hoy más vivo que nunca. Gracias al empuje de los sindicatos de pescadores artesanales asociados al programa de Refugios Marinos, y también al compromiso del equipo de Capital Azul, la llama se mantuvo encendida como un faro en medio de la incertidumbre. Hitos como la instalación de cámaras de vigilancia costera, la inauguración del Refugio Marino de Maitencillo y las actividades de educación ambiental que se realizaron en torno al Refugio Marino de Zapallar, dan cuenta de la resiliencia de Fundación Capital Azul y de quienes son parte de esta iniciativa que busca crear, junto a pescadores artesanales, la primera red de Refugios Marinos en Chile para aumentar la biodiversidad, revitalizar economías locales, y escalar beneficios ambientales y comunitarios.
“El trabajo realizado durante el año 2022 nos ha permitido desarrollar una plataforma de aprendizaje mediante la cual hemos ido nutriendo el programa de Refugios Marinos desde las lecciones y perspectivas que cada uno de los Refugios Marinos y los sindicatos de pescadores artesanales asociados nos han ido aportando en el camino. Se trata de un camino en el que juntos vamos construyendo un modelo y acciones que apuntan hacia el fortalecimiento y escalabilidad del programa a otras regiones de Chile”, explicó Rodrigo Sánchez Grez, director ejecutivo de Fundación Capital Azul.
De esta forma, el 2022 fue un año para estructurar ciertos procesos, avanzar en la consolidación organizacional de Capital Azul y en la sostenibilidad financiera del programa de Refugios Marinos con miras hacia el futuro. Fue un año vívido en emociones, reajustes y aprendizajes que nos hicieron postergar más de lo que hubiésemos querido la entrega de este Reporte de Impacto 2022. Sinceramente, confiamos en que lo sembrado permita cosechar frutos en el corto y mediano plazo, y una prueba de ello son los alcances que esta iniciativa consiguió a lo largo del 2022 y el impacto sostenido durante 2023, un año que ya se encuentra en su recta final.